- Establece expectativas realistas para ti mismo.
- Admite que algunos de tus conflictos son realmente internos y no con personas.
- Suelta las rutinas y métodos ineficaces con los que siempre has hecho las cosas.
- Enfréntate a tus sentimientos antes de abordar tu desorden.
- Haz lo que puedas en este momento y no lo que crees que deberías estar haciendo.
- Encoge los hombros cuando te equivoques y luego concéntrate en qué hacer.
- Se consistente en hacer un poco cada vez. Supera el pensamiento de “todo o nada”.
- Deja de compararte con los demás.
- Sustituye el “Sí, pero …” pensando en “Yo puedo …” creyendo.