Como líder, su responsabilidad es crear un entorno de aprendizaje mediante su actitud enfocada a la innovación y el cambio, y cómo comunica a los miembros de su equipo que reconoce su potencial y valor. Sus actitudes establecen que estén receptivos al cambio de comportamiento. Las actitudes de las personas hacia la formación son casi siempre un reflejo directo de su propia actitud. Si le teme a que sus empleados se desarrollen, si teme al cambio o si considera que la capacitación es un paso para permitir que los empleados “se le vayan de las manos”, el sentimiento general de aquellos con quienes trabaja reflejará estas actitudes. El éxito de un programa de formación y desarrollo está determinado por la magnitud del cambio de comportamiento que produce. Los empleados deben ver que se les reconoce el cambio en su comportamiento. Si el nuevo comportamiento pasa desapercibido, la gente vuelve rápidamente a sus hábitos antiguos y más cómodos. Anime a las personas a crecer y utilizar más su potencial.